LA SACHAVACA
Los tapires (Tapirus terrestris) son los mayores vertebrados terrestres de la región amazónica. Si bien su nombre común, sachavaca, significa ‘La vaca del bosque', estos animales no tienen nada que ver con el ganado vacuno. Por el contrario, están emparentados con los caballos, ceras y rinocerontes, grandes herbívoros que, en realidad, vienen a ser sus primos lejanos. Los adultos llegan a medir unos 2 metros desde la punta del hocico a la grupa y pesar hasta 320 kilos. Su cuello es grueso y poderoso, y su cabeza termina en una trompa o proboscis curvada hacia abajo, lo que resalta su peculiar apariencia.
Los tapires poseen poderosos dientes afilados, empleados para roñar con precisión las ramas de las que se alimentan. Su hocico sargado y prensil, causante de su graciosa apariencia, es muy móvil y sensible, lo que les permite sujetar y arrancar la hierba con asombrosa facilidad. También puede volverse de un lado al otro, y proyectarse o encogerse, permitiéndole la exploración en un radio de 30 centímetros sin necesidad de mover el resto de la cabeza. Su coloración es marrón negruzca uniforme, lo que hace que pasen desapercibidos durante sus caminatas nocturnas o cuando descansan en los lugares de vegetación densa del bosque. Sus crías, sin embargo, son tan coloridas como precoces. Ostentan un diseño de pintas y manchas blancas especialmente diseñado para confundirse a la perfección con su entorno. Al crecer, luego de unos ocho meses, las manchas desaparecen para siempre.
Poseen un agudo sentido del oído y un poderoso olfato, pero su vista es extremadamente débil. A pesar de su tamaño, su agilidad puede llegar a ser sorprendente. Por eso, cuando emprenden la huida, aterrados por la presencia de algún depredador, no les importa pasar sobre cualquier obstáculo que encuentren en su camino, ya sea un arbusto, un tronco caído... o una carpa con científicos.
Su temperamento es esquivo y muy pacifico. Al percibir algún olor extraño en el ambiente se detienen y olfatean el aire con la ayuda de su curiosa trompa. Pueden llegar a permanecer "congelados" durante varios minutos, mientras comprueban la presencia de alguna posible amenaza. De ser así, el tapir emprenderá la carrera hasta poner buena distancia de por medio y detenerse de golpe a olfatear nuevamente.
No son raros los casos en que los cazadores o mitayeras han sido literalmente atropellados por grandes tapires confundidos en la oscuridad. Incluso en ocasiones, desorientados animales han ¡do a dar hasta las propias cocinas de los campamentos madereros o de cazadores, mientras se encontraban concentrados en la búsqueda de algún manojo de hierba para la cena.
Los tapires desarrollan su actividad preferentemente durante el crepúsculo y las horas de la noche. Durante el día casi no se mueven, pues permanecen ocultos en lo más profundo de la espesura o semi sumergidos en algún charco de agua para contrarrestar el intenso calor. Sin embargo, son conocidas sus habilidades para recorrer grandes distancias y superar, sin aparente esfuerzo, zonas de gran pendiente, como acantilados o empinadas laderas. Su ambiente favorito es el bosque inundable, cercano a los grandes ríos y dotado de pantanos y charcos, donde encuentra abundante vegetación para alimentarse.
Son excelentes nadadores y buzos, por lo que utilizan con frecuencia el agua como ruta de escape. Dicen los nativos que "caminan" bajo el agua. Si bien esto no ha sido comprobado, puedo dar fe de su impresionante capacidad para vadear grandes ríos y salir justo en la orilla opuesta de donde partieron, como si la fuerza de la corriente no les afectara en absoluto.
Luego de un período de gestación de 13 meses y 15 días, nace una sola cría que permanece al lado de la madre. Luego del parto, ésta se reproduce nuevamente. Por eso es frecuente encontrar tapires con crías en cualquier época del año, hecho que los diferencia de otras especies, cuyas crías nacen en las épocas de mayor abundancia de alimentos. Al llegar a la madurez, los machos se separan y buscan su propio territorio. Las crías hembras, sin embargo, permanecen en áreas más o menos próximas al territorio de la madre.
Aunque los tapires no utilizan muchos sonidos para comunicarse, emiten un gruñido de alerta y responden a las llamadas con un fuerte silbido. Los cazadores lo saben bien, y recurren a dicho truco para cazarlos.
Debido a su gran tamaño, los tapires son de las primeras especies en desaparecer: la caza por su carne y la fragmentación de su habitat a causa de la deforestación son las principales razones de su rápida declinación.
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